‘Miradas que comunican’, un viaje tecnológico a nuestro pasado

Partiendo de la premisa que la separación entre arte y tecnología no es tan artificial, ‘Miradas que comunican’ se erige como una expansión de arte sonoro y visual compuesta por un total de seis piezas. Los ojos artísticos han corrido a cargo de la artista multidisciplinar Eugènia Balcells; el colectivo experimental Cabosanroque; el artista visual Daniel Canogar; la compañía teatral La Fura dels Baus-Pep Gatell y la cineasta Nuria Giménez. Además, la colección la completa una pieza sonora de 1973 del artista conceptual Isidoro Valcárcel Medina.

Los visitantes encontrarán en esta exposición un breve paseo por los avances tecnológicos, culturales y sociales que ha experimentado nuestro país a través del nacimiento y la consolidación de Telefónica. Los artistas han querido inspirarse en piezas del patrimonio tecnológico y audiovisual de la compañía para sus instalaciones. Los objetos que han elegido son diversos: teléfonos, repartidores y cables, fotografías o películas de distintas épocas. Todo ello con el fin de configurar una reinterpretación total de las más de 85.000 piezas que posee el legado tecnológico de la icónica empresa de telecomunicaciones.

Visitar épocas pasadas

El recorrido empieza de la mano de Pep Gattel, que propone la instalación escenográfica ‘Comunic4ando’ formada por tres actos. «Es una pieza que quería poner en la entrada porque me pareció contundente. Si algo es Telefónica son estas palabras que van por cables y que muchas veces nos han dado buenas y malas noticias», expresó el artista mientras mostraba un espacio que define a la perfección la formidable gesta que hizo posible la comunicación por voz durante la primera mitad del siglo XX. A su vez, otras dos piezas configuran su perspectiva: un bosque de postes y un transmisor de onda corta que entre 1927 y 1968 permitió la comunicación con América.

El paseo continúa con la apuesta de Eugènia Balcells y su ‘Hilo conductor’. Sus piezas nos derivan a reflexiones que giran en torno al funcionamiento de la realidad y la voluntad artística que reside en lo poético. Mediante cables de cobre, uno de los primeros metales del ser humano, Balcells hace un guiño a los millones kilómetros de cable que Telefónica desplegó: «Detrás de todos estos cables hay un tejido planetario que ha unificado nuestro universo, estamos celebrando 100 años de tejidos de cables», expresó entusiasmada admitiendo también que, por primera vez, trabajaba solo con las sombras como metáfora de la comunicación.

Por su parte, Laia Torrents y Roger Aixut, integrantes de Cabosanroque optaron por titular a su espacio ‘Politonos’ dándole valor al sentido sensorial y, sobre todo, al icono de la compañía: el teléfono. Un total de 250 terminales de diversas épocas conforman un papel que representa «la llegada de la tecnología doméstica a los hogares». Su espacio está realizado bajo la idea de una una topografía sonora y visual que se llena.

Sin embargo, lo visual cobra sentido con la propuesta de Nuria Giménez y sus ‘Diálogos en el tiempo‘, una pieza de cinco dípticos que proponen un diálogo entre dos pantallas, donde confluyen multitud de estéticas y texturas fílmicas. Giménez se apoyó en una pequeña parte del Archivo Histórico que conserva Telefónica con el fin de «dar valor al material de archivo y, sobre todo, poner el foco en las personas que tuvieran relación con la compañía sean trabajadores o usuarios»

Animismo tecnológico

Las últimas dos paradas y la recta final de esta travesía tecnológica a nuestro pasado está marcada por ‘Intervalos’ de Daniel Canogar y ‘Conversaciones telefónicas’ (1973) de Isidoro Valcárcel Medina.

‘Intervalos’ de Canogar recupera una gigantesca infraestructura llamada «Repartidor», herramienta esencial para las telecomunicaciones; un armazón que soporta la densa mañana de cables que hace posible la circulación de voz y datos. «Los repartidores de Pacífico, por ejemplo, controlaban las llamadas del sureste de Madrid y lo que he tratado de hacer es volver a darles vida con una especie de caos de cables internos». Para el artista el cableado neuronal de internet empezó en una especie de «Repartidor» y se autodefine como animista, pues para él «las tecnologías tienen vida propia y que sustentan la energía e información que una vez procesaron».

Por último, la exposición se cierra con un juego artístico magistral de uno de los representantes más grandes del arte conceptual; Isidoro Valcárcel. ‘Conversaciones telefónicas’ hace referencia a esa España de los años sesenta, donde la mayoría de los hogares tenían un teléfono móvil. En 1973, Valcárcel decidió llamar a ochenta desconocidos con el único objetivo de darles a conocer su número de teléfono recién instalado. ¿Qué pensaron al otro lado del cabe sus interlocutores? Solo lo sabrán aquellos que visiten ‘Miradas que comunican’ y sean consciente de aquello que algún día fue.