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Así se gestó ‘Argylle’, la película con la que Dua Lipa debuta en la gran pantalla con Henry Cavill


Durante el confinamiento, el cineasta Matthew Vaugh, director y productor de las películas ‘The Kingsman’, ‘Stardust’ o ‘Layer Cake: Crimen organizado’ estaba en su casa a las afueras de Londres cuando decidió dar clases de cine a su esposa Claudia Vaughn y sus dos hijas, que tenían entonces diez y quince años. «Estábamos en pleno confinamiento, era una oportunidad única para que vieran películas que sería imposible en otro momento», explica. Les enseñó la comedia adolescente ‘Todo en un día’, rodada en 1986 por John Hugues, pero la película que más les impresionó fue la comedia de aventuras ‘Tras el corazón verde’, de Robert Zemeckis, con Michael Douglas y Kathleen Turner. «Fue un auténtico éxito», recuerda Matthew Vaughn.Noticia Relacionada estandar No Adictos al blanco y negro: la nueva vida del cine clásico Lucía M. Cabanelas Varias generaciones confluyen en su amor por las grandes historias de los viejos maestros, cada vez más en boga gracias a editoriales y podcast especializados, plataformas, canales y programas como el ‘Classics’ de Garci, que defienden desde su bastión este arte a pesar del tiempo y frente a la pirotecnia y la falta de libertadesTambién les enseñó la clásica ‘Con la muerte en los talones’, dirigida por Alfred Hitchcock, en la que un hombre corriente (aunque con un tremendo parecido a Cary Grant) se ve envuelto en una extraordinaria aventura de espionaje, y a sus hijas les encantó. «Entonces se me ocurrió que quería hacer una película así para mis hijas», dice el director.Lo curioso es que la respuesta, o mejor dicho, la génesis de la respuesta no tardó en aparecer en su mesa de despacho como un manuscrito aún sin publicar en torno a una historia de espías de un autor totalmente desconocido. En palabras de Matthew Vaughn, la novela de Elly Conway, ‘Argylle’, era el mejor thriller de espías que había leído. Pero la estructura de la novela era muy clásica, se centraba en un joven agente secreto llamado Argylle, y Matthew Vaughn no es cineasta clásico.  Desde siempre se ha servido de material literario como de un barranco desde el que lanzarse para realizar saltos creativos, atrevidos y, a menudo, tan asombrosos como inesperados, y ‘Argylle’ no iba a ser una excepción a la regla. En vez de hacer una adaptación tradicional, la película solo utiliza el universo y los personajes de la novela como inspiración a modo de trampolín para una película nueva.«He ayudado a orquestar lo que se espera de un thriller de espías, y me pareció que había llegado el momento de poner a prueba algunos de los clichés que tanto he defendido», explica Matthew Vaughn. «Las películas de los ochenta que enseñé a mis hijas siempre equilibran a la perfección una historia genial con el más puro escapismo. Pensé que el mundo después del Covid necesitaba algo que nos hiciera sonreír y que ofreciera una montaña rusa de emociones».Matthew Vaughn y el guionista Jason Fuchs empezaron a trabajar en el guion con un cambio en comparación a la historia original: en la versión fílmica, Elly Conway, la autora de la novela, sería la protagonista. En vez de ser una película en torno a un espía, ‘Argylle’ se convertiría en la historia de una escritora solitaria que, de pronto, se ve catapultada al mundo del auténtico espionaje cuando las tramas de sus novelas se acercan peligrosamente a las actividades de una oscura organización secreta. «Mi primera motivación es escribir una historia que cautive», expresa el director. «No intento reinventar el género, sino ofrecer una perspectiva nueva. Dirijo como si fuera un espectador, pensando en lo que me gustaría ver o en los elementos nuevos que puedo incorporar a la historia para que mantenga la novedad».Desde el principio del proceso de escritura, el director y el guionista decidieron que en la película se fusionaría el mundo real, en el que Elly Conway sale huyendo con Aidan, con el mundo imaginario de la escritora, donde reina el imparable agente secreto Argylle. Una vía de escapeComo resultado, el espectador se sumerge en un viaje donde jamás ocurre nada convencional ni lo que se espera. «Sinceramente, prefiero las películas que me ofrecen la posibilidad de escapar, las que mezclan glamur y dureza», dice Matthew Vaughn. «Eso sí, la belleza es esencial. Cuando de niño veía las películas de Bond, siempre me parecía vivir una aventura – iba a sitios desconocidos, veía a gente desconocida. Era una sensación asombrosa, y en esta película intento recrear una sensación semejante».Para Jason Fuchs, la experiencia de escribir un thriller de espionaje que recorre el mundo en pleno confinamiento también le permitió escapar. «Hacía mucho tiempo que no escribía un guion original, y ‘Argylle’ se convirtió en una pasión», reconoce. « Fue catártico para mí. Me permitió salir de mi piso/oficina y viajar a una isla griega con ‘Argylle’ o recorrer Europa con Elly y Aidan».El director y el guionista colaboraron de forma muy estrecha para asegurarse de que el tono del guion fuera lo más inesperado e intenso posible. «Lo que más admiro del enfoque de Matthew desarrollando un guion es su seguridad y su estilo», asegura Jason Fuchs. «Quedó claro muy pronto que coincidíamos en cuanto a los elementos que más nos entusiasmaban. Tanto las notas que intercambiamos como el proceso fueron totalmente orgánicos».Pero fuera de su elemento es exactamente donde Matthew Vaughn mejor se encuentra y adonde prefiere llevar a los espectadores. «El cine es uno de los últimos lugares donde nosotros, como sociedad, podemos conectar a un nivel profundamente humano», concluye Vaughn.

Content Source: www.abc.es

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