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Así son las emociones que amenazan la mente de Riley en ‘Del revés 2’

Con lo que le había costado a Alegría soportar (literalmente a veces) a Tristeza y darle autoestima… y va ahora e irrumpe la adolescencia. Ira está que explota, Asco vive como si el mundo oliera a brócoli y Miedo… bueno, Miedo existe, es, está, y es suficiente. Toda precaución es poca para la nueva etapa. Riley Andersen, la protagonista de ‘Del revés 2’, crece en el debut en la dirección de Kelsey Mann, y con ella la sala de mandos de su mente, preparada para hacer frente al caos de la pubertad con más catárticas emociones.

Al tiempo que los brackets y los granos, le brotan a la protagonista de ‘Del revés 2’ los colores, o sea, la Ansiedad, la Envidia, el Aburrimiento y la Vergüenza.

Irrumpen como un elefante en una cacharrería estas nuevas emociones para hacer saltar por los aires la asentada (desde hace una década) paz del interior de esa niña a la que le gustaba hacer el mono con su padre y, de repente, quiere encajar en el instituto, ser la mejor en hockey, ser guay, pero buena, ser mala y sentirse bien, ser lista, no ser tonta. Vamos, lo quiere todo y lo quiere ya, como manda la edad el pavo, y si no… ¡Que no, Nostalgia, que a ti aún no te toca!

Así son las nuevas emociones de ‘Del revés 2’

Ansiedad

Ya quisiera la Terremoto de Alcorcón, o cualquier buena Dana. Tiembla la mente de Riley, se avecina tromenta. Imaginen al Michael de ‘The Office’ hasta arriba de cafeína y a mil revoluciones. O a doble velocidad, que pega más con las nuevas generaciones. Manipuladora, mandona, naranja. Y despeinada. Ojo, que también se bloquea. ¿Qué pasa cuando a la Ansiedad le da un ataque? Uf. Respira, respira.

Aburrimiento

Se llama Ennui porque el hastío, como todo, suena mejor en francés. Y más con la voz (en la original) de la actriz Adèle Exarchopoulos. Podría ser vaga, pero es más útil ser sarcástica. Sirve para todo, basta con cambiar el tono, y hablar despacio. Eso sí, mejor tumbada y con un móvil. Y el cuello, claro, de lado.

Vergüenza

Como si un gigante se escondiera detrás de una moneda: absurdo y, en el fondo, entrañable. Un despropósito, pero muy tierno. Grande, tímido, lleno de buenas intenciones. Y muy, muy rosa.

Envidia

Si Robert Redford susurraba a los caballos, ella a Ansiedad. Es pequeña pero convincente; la voz de la conciencia, pero de la mala. El Lobo de Caperucita pretendió engañar a la niña de rojo disfrazándose de abuela; ella toma la forma de una niña de ojos dulces pero siempre, siempre es celosa.

Content Source: www.abc.es

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