Ejemplo modélico de ese subgénero del cine actual que cabe perfectamente en la comedia y el drama, que toca sin manchar lo femenino y lo masculino, lo rural y lo urbano, lo generacional y lo humano, lo teatral y lo cinematográfico, y que reúne a un grupo familiar en una casa en la que se comparten recuerdos y en la que saltarán secretos y chispas suficientes para provocar pasiones y fuegos. Un buen guion (Eduard Sola) con personajes que se revelan sin pudor y con situaciones que le buscan la gracia al desastre: así empieza, con una secuencia que convierte lo trágico (el fallecimiento de la abuela) en un suceso de comedia de intriga.No se puede hacer una película como ‘Casa en llamas’ sin un equipo actoral que engatuse y enamore al espectador, y la función, que se la carga con gran talento escénico Emma Vilarasau, está repleta de interpretación, de actores y actrices en absoluta complicidad con la trama y sus traviesos giros. Emma Vilarasau es la madre que necesita a toda costa la presencia de sus hijos y sus ‘circunstancias’, y también la de su ex marido y su actual ‘circunstancia’, durante un fin de semana en ‘la casa común’ y resolver con ellos varias cuestiones personales, sentimentales, económicas…, es decir, Emma Vilarasau es el personaje, al que ya hemos visto reaccionar en una esperpéntica primera escena, que se convierte en moderador de una terapia de grupo con cuerpo de vodevil.Enric Auquer, Alberto San Juan, Macarena García, Clara Segura, José Pérez Ocaña y María Rodríguez Soto son el grupo de ‘moderados’ por Vilarasau, directora de la orquesta pero también un personaje que se desnuda psicológicamente para hacer un sentimental retrato de persona, de mujer y de generación. Todos ellos están magníficos, todos responden, delatándose, a esa inocente pregunta de ¿a quién salvarías primero en caso de incendio? En fin, nada en la película es trivial y sencillo, aunque, el director, Dani de la Orden, tiene demostrada esa cualidad de hacer que lo parezca.
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