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Isaki Lacuesta reinventa Los Planetas con ‘Segundo premio’: reunión en la cumbre entre el ‘indie’ y el cine

Tiene dos Conchas de Oro del Festival de San Sebastián, le han organizado una retrospectiva en el Pompidou de París y en esta entrevista anuncia que sacará canciones el próximo año. Hay más: los folios con sus poemas escritos se le cruzan en el escritorio con anotaciones de nuevos proyectos cinematográficos, y en todos ellos se aprecia una búsqueda nacida de una mirada personalísima, abierta, siempre a la escucha. Isaki Lacuesta, está claro, no es un cineasta cualquiera, y encajonarlo dentro de una categoría es tan imposible como tratar de encontrarle una definición: ha hecho películas en cooperativa, ha rodado para grandes plataformas -«y pequeñas también», insiste-, ha trabajado con productores poderosos, con independientes; ha aceptado encargos enormes y se ha metido en proyectos mínimos nacidos de su ilusión. Pero al final, en las películas de Isaki Lacuesta siempre se ve la mejor mano de Isaki Lacuesta. Quizá sea la única etiqueta válida para él.

«Es algo muy pragmático, aquí no hay lírica: si tienes ocho bolitas en el aire, ocho proyectos en marcha, se te van a caer muchos, entonces así siempre sale alguno», dice, con la pretenciosidad a mil años luz, como si nunca le hubiera atravesado un átomo de petulancia. «Es que por temperamento me va bien estar en varios proyectos a la vez, me quita la ansiedad de estar concentrado solo en uno», dice, y sin darse cuenta se autodefine.


Los actores de ‘Segundo premio’

La charla es en Atocha, de regreso a Gerona, su hogar bañado por la humedad de la costa. Viene del Reina Sofía, donde ha estado «buscando» para engordar otra de esas bolas que no deja de mover, por si acaso. Y se sienta para hablar de su trayectoria, de sus proyectos y, claro, de ‘Segundo premio’, la película sobre Los Planetas que no es sobre Los Planetas pero para la que ha hablado con Los Planetas con la idea de narrar la grabación de ‘Una semana en el motor de un autobús’, aquel disco de Los Planetas que se escucha aquí íntegro, canción a canción, episodio a episodio de esta epopeya del pop español encabezada por Jota, Florent, Kieran Stephen y Eric Jiménez en 1998. La sobredosis planetaria sirve para explicar dos realidades: la locura del proyecto, del que durante años se ha hablado en la industria entre susurros, como si fuera algo maldito; y la capacidad de eclipsar que tiene la banda, pioneros en eso de convertir una etiqueta industrial, la de «independientes», en un género musical, el indie, y de cabalgar sus contradicciones sin que ninguna les manche. «Esto es rock», ríe Isaki Lacuesta después de rememorar las reuniones con la banda.

Antes de ese encuentro en la cumbre con Jota -Juan Ramón Rodríguez, líder de la banda- y Florent -guitarrista- hay que viajar a los orígenes de la historia, allá por 2021. Fue Jonás Trueba el que quería hacer una película sobre los granadinos, también una ficción radicada en los años 90 sobre la grabación del disco. Trueba quería poner el punto de vista en May, la bajista tímida que tocaba de espaldas al público y que abandonó el grupo antes del éxito para dedicarse a una vida más terrenal. La producción se volvió un galimatías y fue el propio Jonás, que también era uno de los múltiples productores, el que llamó a Isaki para ofrecerle la dirección. «Les dije que me encantaría, claro, imagínate, estar en Granada viviendo con músicos… Pero me di cuenta de que yo no podía hacer un guion de Jonás. Les dije que no». Lacuesta podía hacerlo.

Una noche muy larga

Le llegó una nueva propuesta: hacer un nuevo guion desde el principio, su propia visión. Aceptó, pese a las dificultades que sabía le llegarían: apenas tuvo tiempo y, mientras buscaba las localizaciones, hacía el ‘casting’ y, a la vez en paralelo, escribía. «Todo fue anómalo, y muy arduo; las decisiones no eran concluyentes, un paso delante, otro atrás… Pero salió bien».

«Expliqué a Los Planetas que si entrábamos a debatir y hacer una asamblea [sobre la película] no funcionaría, porque ya se había puesto a prueba y no salió. Hacer una película tutorizada por ellos sería un error»

Isaki Lacuesta

Director de ‘Segundo premio’

Quedaba el escollo más grande. El encuentro con Jota, siempre con un punto de misterio inasible. «El productor me decía que mejor no los conociera para que no hubiera peligro con la película, pero yo quería conocer a Jota y al grupo, contarles mi propuesta. Cuando volvieron de gira de Sudamérica, su primer concierto fue en Girona y me fui a verlos. Estuvimos muchas horas charlando con Jota y Florent y les conté el tipo de película que imaginaba, que todavía era una intuición por entonces. Les expliqué que íbamos a hacerla así, que si entrábamos a debatir y hacer una asamblea no funcionaría, porque ya se había puesto a prueba y no salió. En realidad, todos soñaban con películas distintas; de hecho, en función del día y de la hora, podían tener películas distintas. La única forma era que confiaran en mí, que iba a grabar la película con amor y admiración por su música pero que la iba a hacer con la misma libertad con la que ellos graban los discos, y esa era la única forma de intentar tener algo parecido a su espíritu. Hacer una película tutorizada por ellos sería un error», reconoce Isaki, que, pese a su pasión musical -trabajó en un periódico haciendo reseñas y crónicas de conciertos- y de su amor por Los Planetas hoy, no los descubrió hasta 2010, con ‘Una ópera egipcia’, casi veinte años «tarde». Ese «despiste» también lo define.

Luego entra la leyenda. Que si les pareció mal, que si se llevan mal con el director… «Entiendo que el malditismo de ellos y del rock, todas esas cosas venden mucho… Sé que de cara a la producción ha sido más complicado, pero como director no ha podido ser más fácil. Jota siempre me dijo que cuando necesitara algo le llamara y siempre me ha ayudado, no tengo más que agradecimientos. Los Planetas han sido bastante generosos e inteligentes como para aceptar que no se podía hacer una película oficialista». También hubo polémica. Una frase en la rueda de prensa en la que Isaki dijo que le contó a Jota que iba a hacer una película de vaqueros gays. Una vez vista, apenas hay nada de eso. «Tiene una pulsión gay, igual que muchas de las mías, pero no es esencial. Aquella primera noche con ellos después del concierto les conté que me imaginaba una película de un vampiro y un fantasma, que eran ellos dos, y cómo las canciones eran sobre esa imposibilidad de estar juntos y la necesidad de estarlo. Ellos me dijeron que no era así... Pero luego Florent, cuando hizo promoción de su disco, sí que dijo que las canciones eran sobre él y que había tardado años en darse cuenta, y me hizo gracia. De ‘Línea 1’ me contó Jota una teoría diferente a la mía pero que no soy capaz de recordar porque la noche fue larga», recuerda casi nostálgico.

Fue ‘Línea 1’ la canción que Isaki Lacuesta cantó en el escenario al recoger la Biznaga de Oro en Málaga. No quería hablar mucho y eligió la canción que cantaba junto con su pareja, la también guionista Isa Campo, mientras acompañaban a su hija Luna en sus últimas horas en el hospital. Desde allí, en Barcelona, tuvo que dirigir la película que su equipo y su habitual asistente, Pol Rodríguez, lo hacía en Granada, Madrid… A Luna va dedicada la película.

«Aquella primera noche con Los Planetas les conté que me imaginaba una película de un vampiro y un fantasma, que eran ellos dos, y cómo las canciones eran sobre esa imposibilidad de estar juntos y la necesidad de estarlo»

De aquel rodaje maldito a la presentación de la película y, ahora, al futuro. «Es la primera vez que me estoy planteando publicar algunos poemas y sacar algunas canciones que he ido acumulando durante años y que ahora por algún motivo sí que tengo de compartir», revela un cineasta para el que lo más interesante del cine «es que es infinito y que tiene muchísimas formas de poder hacerse». Por eso, dice, toda su obra, ya sea una película para un festival, una videoinstalación para un museo o una serie, la hace con el objetivo de llegar al espectador, de que alcance al público y le interese. «Yo uso esa imagen de Warhol, cuando atravesó corriendo el Museo del Prado en ocho minutos… Pues que el espectador que se cruce con algo mío, sea cinco minutos, media hora o una película entera, se lleve algo». Y ese preocuparse por «abrir una grieta» y llegar al público termina por definirlo.

Content Source: www.abc.es

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