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‘Marisol, llámame Pepa’, retrato de un viaje hacia la libertad personal


El 1 de mayo de 1959, más de diez mil artistas, profesionales y aficionado se reunieron en el estadio Santiago Bernabéu, de Madrid, para participar en la primera Demostración Sindical de Música y Danza. Entre ellos se encontraba una niña malagueña, rubia, de ojos azules, de apenas once años, llamada Josefa Flores González . Las cámaras de televisión, que retransmitían el acto -con Francisco Franco en el palco-, se detuvieron en ella y aquella imagen la vio un productor cinematográfico, Manuel Goyanes , que se quedó prendado de la niña. Aquel día nació uno de los grandes mitos de la cultura y el espectáculo españoles: Marisol . Precisamente en su Málaga natal, y a en el teatro Echegaray, tan solo a unas pocas manzanas de la calle Refino, 10, donde nació aquella niña, se proyectó ayer en el Festival de Cine Español ‘ Marisol, llámame Pep a’, un documental dirigido por Blanca Torres , que trata de ser un retrato admirado pero desapasionado de aquella niña que fue, sin quererlo, primero símbolo del franquismo; después, ya convertida en mujer, símbolo de la Transición y de los primeros años de nuestra democracia; y que un día decidió abandonar la vida pública y convertirse en una malagueña más llamada Pepa Flores . «Tiene algo de homenaje y de rescate de su figura, fascinante y, por ello, muy utilizada por todos», dice la directora.Ni siquiera la concesión del Goya de Honor en 2020 sacó a la artista de su voluntario y ya prolongado anonimato (se retiró en 1985). En la gala de entrega de los premios -el suyo lo recogieron las hijas de Pepa Flores: María, Tamara y Celia -, Amaia interpretó una canción en que le rendía homenaje. La cantante es, precisamente, una de las personas que intervienen en el documental -«Yo empecé a cantar por Marisol», dice-, junto a Vicky Flores , hermana de Pepa; César Lucas , autor de las fotografías en las que apareció desnuda en la revista ‘ Interviu ‘, y que se convirtieron, además de en un escándalo, en un símbolo del nacimiento de la democracia; también aparecen Cristina Almeida, Luis García Gil, Fernando Méndez Leite. Esperanza Aguirre, Nines González, Nativel Preciado, Enrique Cerezo, Cristina Hoyos, Aintzane Rincón, Milena Cervantes, Elvira Lindo y Marta Sanz.Respeto«Creo que ahora, pasadas unas décadas desde su retirada, podemos revisitarla, hacer una lectura más crítica y contextualizar mejor su figura -dice Blanca Torres-. Fue una mujer muy amada, pero también muy incomprendida en otros momentos de su vida». La directora de ‘Marisol, llámame Pepa’ cree que en estos momentos la actitud general hacia la que fue niña prodigio de nuestro cine es de respeto. «Aquí en Málaga -desde donde la cineasta atiende telefónicamente a ABC- toda la ciudad respeta la decisión que tomó de desaparecer. Los periodistas se la encuentran por la calle pero no la abordan, ni la gente se quiere hacer selfies con ella. Pepa Flores ha conseguido con su coherencia y su decisión una dignidad que la hacen ser respetada y querida».Una escena de ‘Un rayo de luz’; Pepa Flores, en su primera juventud; y levantando el puño en la Fiesta del PCE del año 1985 ABCEl documental trata de explicar lo que significó Marisol, primero, y Pepa Flores, después. Relata el fenómeno que fue aquella niña que protagonizó películas como ‘ Un rayo de sol ‘, ‘ Ha llegado un ángel ‘ o ‘ Tómbola   ‘ -«hemos tenido acceso a su pasaporte original y es una locura: veintiséis países en pocos meses», desvela Blanca Torres -, que recibía cientos de cartas de sus admiradores todos los días. Cuenta después su camino hacia la ‘independencia’, primero con su boda con Carlos Goyanes y después con su unión con Antonio Gades , que le abrió los ojos y le condujo a un compromiso político y una militancia en el Partido Comunista, criticada por distintos sectores: «la niña de Moscú», se llegó a bautizar a Pepa Flores. Estos distintos aspectos, dice la directora del documental, la convierten en «una especie de personaje totémico, mitad Marisol, mitad Pepa Flores, que hace que cualquier mujer de este país se pueda sentir representada por ella, o que en algún momento de su vida la hizo feliz; gente de su generación habla de que aquella niña le alegró la infancia».Imagen completa’Marisol, llámame Pepa’ ha querido ofrecer, dice Blanca Torres, «una imagen más completa de ella. Cualquier mito, y Pepa lo es, tiene muchos aspectos diferentes, y cada uno elige la versión que quiere. Nosotros hemos tratado de presentar todas sus caras , y que cada espectador elija con que Marisol o con qué Pepa Flores se queda». Las numerosas caras del prisma hubieran dado para una serie, reconoce la directora. «Si hay una espinita que nos ha quedado es esta: que hubiera podido ser una serie fantástica. El documental funciona muy bien, pero es un personaje con tantos giros narrativos, con un arco tan maravilloso, que empieza con el descubrimiento de la niña prodigio y acaba con la desaparición del mito, que hubiera dado para mucho más».La desaparición voluntaria de Pepa Flores de la vida pública es, considera Blanca Torres, la mayor expresión de su libertad. «En sus declaraciones tras su separación de Carlos Goyanes, ya se empezó a manifestar de forma muy libre. Esa defensa de su libertad por encima de todo creo que es lo que mayor cuestionamiento social le costó, y su desaparición de la vida pública fue su decisión final. ¿Qué mayor libertad le puede dar a una persona que desaparecer.Noticias Relacionadas reportaje No El Flamenco Festival mantiene viva la llama de Paco de Lucía en Nueva York Julio Bravo estandar Si Javier Cámara se convierte en Tío Vania por partida doble Julio BravoPepa Flores, coherentemente, no aparece en la película; tampoco sus hijas, pero sí su hermana Vicky. «Durante todo el proceso del documental hemos estado muy en comunicación con ellos -asegura Blanca Torres-. Siempre han dicho que respetaban nuestro trabajo y que teníamos libertad absoluta, pero una vez terminado el documental queríamos tener su opinión, y el ‘feedback’ ha sido muy bueno».La retirada de Pepa Flores tuvo un elemento negativo: nos privó de una gran artista . «Sí, esa es la pena -dice Blanca Torres-. Cuando la oyes, con esa voz grave que tenía; cuando la ves en ‘Los días del pasado’ o en ‘Mariana Pineda’, ves lo grande que era, y justo cuando estaba encontrando la madurez artística, se retira. Sí, eso es una pena, claro».

Content Source: www.abc.es

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