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James Blake monta una hermosa rave en las Noches del Botánico

Las Noches del Botánico de Madrid disfrutaron a James Blake, el compositor, multiinstrumentista, productor y cantante inglés, conocido por la fuerza de su voz de seda y su habilidad para combinar elementos de electrónica, R&B y soul que ayer eclosionaron en formato rave, casi y sin casi, un festín de tecno y vanguardia, un lujo de originalidad entre el arbolado del jardín.

Con trazas de algo inolvidable para el recinto, en donde no acostumbran a adentrarse en vergeles tan frondosos de electrónica y baile, pero que en donde en pocos lugares suena todo tan bien, James Blake dio un concierto potente a pesar de los altibajos de él solo en el piano, los momentos Pablo Alborán, con un descenso en singularidad notable para quien suscribe, aunque sirvieran de contrase, en un repertorio llevado mayoritariamente a una sinfonía industrial gozosa.

Blake, que iba armado con su voz y algunos sintes, acompañado de otro músico con dos sintes más y otro a la batería electrónica, comenzó con ‘Loading’, de su álbum de 2023 ‘Playing Robots Into Heaven’, para este show que tenía también la calidad de especial por llevar el artista inglés más de diez años sin pisar el país natal de Rosalía, con quien colaboró en ‘Barefoot in the Park’. La gracia, y de la que se enorgullece con razón el artista, es que interpretan música electrónica en directo, hay banda, y eso fue un plus que llevó su cancionero a otra esfera de impacto.

En el setlist pronto apareció uno de sus clásicos, la versión de Feist ‘Limit To Your Love‘, con una efecto que metió como de estar en el motor de un avión a punto de despegar que directamente te llevaba a una dimensión sorda de la existencia que paraba de golpe para cantar el leit motiv y título de la canción, algo muy sensible y un alucinante desfile de moda sensorial: clímax bailongo, silencio, delicadeza y trance en la lavadora de un Blake que domina todos los botones del aparato del cuerpo humano.

Y eso que luego él en sus alocuciones, recurrentes, era más bien poco memorable, pero cuando le daba a canciones del ‘Overgrown’, de 2013, su segundo álbum, el de consagración y por el que se llevó el reconocimiento de crítica y público masivo, de hecho era el músico para la hipsterada por antonomasia de su era, se ganó al personal con ‘Life Round Here’, que devino en baile desaforado en un estilo parecido a la fusión de ‘CMYK y ‘Stop What You’re Doing’, con la gente ya de pie en las gradas, o una versión de ‘No Surprises’ de Radiohead que nunca falla ante un público así. ‘Tell me’ fue muy cañera también.

El último tramo del concierto, Blake apostó por la balada al piano, con ‘Godspeed’, su versión de Frank Ocean, y luego con ‘A Case Of You’, que a servidor le parecieron que perdían comba en comparación con lo previo o el advenimiento de ‘Retrograde’, uno de sus hits, con un inicio soul para, con una tecla pulsada de sinte en grave, marcar un cambio épico in crescendo de emoción cuando parece que ya no se puede ir más allá pero siempre ocurre.

Después llegó el bis, en donde James Blake interpretó ‘Never Dreamed You’d Leave in Summer’, una nueva versión ahora de Stevie Wonder, seguido de un bonito cierre con ‘The Wilhelm Scream’. Y la sensación de satisfacción por haber asistido al invento de Blake de tocar electrónica en vivo, no tan habitual el formato, y que se antoja ahora tan necesario como la democracia representativa. Aunque a ver quién lo representa tan bien.

Content Source: www.abc.es

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