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Stella Maris y Phoenix: susto, muerte y resurrección en el Primavera Sound

Lo suyo habría sido el pasmo, la sorpresa y los ojos como platos, como cuando Enrique Morente atravesó la madrugada y a los guiris se les atragantó lo que fuera que estuviesen consumiendo en ese momento, pero en realidad el shock con Stella Maris es aún más extremo. Susto o muerte en el Primavera Sound. Poshumor en riguroso playback y ‘castellers’ tomando al asalto el escenario. Coreografías contrahechas, caras como de posesión infernal a la inversa.

Los guiris, claro, no saben qué hacer ni dónde mirar. Como para explicarles lo de ‘La Mesías’, la alcantarilla que lleva al cielo y ese ‘Virolai’ versión ‘mákina total’. «¡Los Teletubbies de Cristo!», suelta alguien en la pantalla. «¡A Eurovisión, a Eurovisión!», brama otro desde el público. Y razón no le falta. A ninguno de los dos. Sin tiempo para pestañear, función de fin curso y circo disfuncional. ‘Carrie’ multiplicada por seis y Genís y Carlos de Hidrogenesse buscando a Jesucristo en el cielo del pop sintético subidos a una escalera. Un delirio, sí.

Performance angelical, accidente a cámara lenta. Los Javis bailando en el escenario, la Mainline Magic Orchestra inventándose el éxtasis tecnopop entre vestidos de tul y hombreras faraónicas. Ver para creer, nunca mejor dicho. Sólo falta el patriarca. Y justo entonces aparece Albert Pla para cantar ‘Las flores de mi jardín’. Apoteosis ‘camp’. Festival del absurdo. Difícil entender nada si no se ha visto la serie. ¿Es eso ‘Experiencia religiosa’ de Enrique Iglesias? Claro que sí. Cómo no. Y ojo, que por ahí viene Carmen Machi en modo paso de Semana Santa dejándose llevar a través del público, así que la cosa no hace más que mejorar. Aquelarre de ‘electronic dance music’ mística, que dice Machi, para quitarle el precinto al Primavera Sound. Ahora sí, dentro festival.


Stella Maris en acción


EFE

Antes, lo normal. Claro que cualquier cosa parece normal a lado de de lo Stella Maris. Calor de Sónar, depuradora en modo Cruïlla y guitarras al sol para descorchar el Primavera Sound. La madre (y el padre) de casi todos los festivales, desperezándose y quitándole las legañas al Fórum. Colas generosas en las barras y se diría que menos gente que otros años. Con sólo un escenario en marcha y vallas por todos lados perimetrando el recinto, la jornada inaugural, la de los conciertos gratis y el público, así a ojo, mayoritariamente local, siempre ha tenido más de fiesta que de festival. De simulacro y aperitivo.

En el horizonte, el trote efectivo de unos Phoenix que no son Pet Shop Boys pero lo mismo valen para un roto que para un descosido. Y ahora mismo, en el escenario, camisa hawaiana, gorras de baseball y las guitarras cristalinas de Ratboys. Un poco de power pop, otro tanto de country-rock. Como Angel Olsen sin (tanta) gracia. Como unos Big Thief desnatados. Justo la clase de grupo que uno espera encontrarse en las horas de calentamiento del Primavera Sound.

En realidad, lo primero que se oye a medida que uno se acerca al recinto no es la voz de Julia Steiner, sino el guitarrazo inconfundible de ‘Disco 2000’ y una voz calcada a la de Jarvis Cocker, así que el Primavera Sound arranca con un amago de infarto. ¿Nos hemos equivocado de día? ¿De hora? Pero no. Falsa alarma. Solo es la prueba de sonido. O, mejor dicho, la prueba de la prueba de sonido, esa a la que los grupos envían a sus técnicos mientras ellos sestean en el hotel. «¿Pero son ellos?», pregunta sin esperar respuesta un espontáneo que corre en busca del hacia el riff de guitarra. A saber. Mañana más. Pero antes, Phoenix. Los franceses, a lo suyo. Literalmente: si no llevan dando el mismo concierto desde 2013, poco les falta. ‘Lisztomania ‘para empezar, ‘Entertainment’ y ‘Lasso’ justo después. La rutina de la tierra conquistada, del hit hercúleo.


Un momento de la actuación de Phoenix


EFE

A los de Versalles les salva que en lo suyo, el himno pop para corear con un vaso de cerveza en la mano, son prácticamente imbatibles. Además, Thomas Mars se aplica a conciencia en el papel de líder energético e hipermotivado. «Nuestra vida está dictada por el Primavera», dice para resumir su relación con un festival del que son asiduos desde que se estrenaron hace más de década. Seguimos. Un poco de ‘Too Young / Girlfriend’; ‘Alpha Zulu’ para reforzar el flanco sintético y bailable; ‘Long Distance Call’ remontando la siesta del intermedio; y el chute funk de ‘If I Ever Feel Better’ («habéis tenido casi 25 años para aprenderos la letra», bromea Mars) para masajear la memoria y redoblar el cosquilleo.

Sobre el escenario, y quien sabe si por rivalizar en bizarría con Stella Maris, un tipo vestido con capa y máscara venecianas exhibe una cabeza de pega como recién cortada. De propina, cameo inesperado de Ezra Koening (Vampire Weekend) en ‘Tonight’ y delirio con ‘1901’. Empieza fuertecita la cosa, sí.

Content Source: www.abc.es

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