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Bruno Pardo Porto: ‘Naked attraction’: muerto el misterio, viva la ginecología

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«Más allá del jaleo, el programa acaba siendo un bostezo porque la seducción, como la belleza, es un desvelamiento»

Bruno Pardo Porto

Una asociación cristiana llamada Instituto de Política Social ha dicho que ‘Naked Attraction’, el nuevo ‘reality’ de Max, era un ejemplo de «depravación moral y humana», y que ante tal atentado contra nuestra especie exigía su retirada inmediata de la plataforma. «Nos encargaremos de avisar a nuestros amigos, colaboradores, familiares y conocidos para que procedan a tramitar la baja de la suscripción que puedan tener con su plataforma», amenazaban, con sus cuatro mil seguidores en X, a los que hay que imaginarse como irreductibles galos. Fue leer el comunicado y correr a ver qué era eso tan malo que me estaba perdiendo. La mejor forma de promocionar algo es amenazar con prohibirlo. Eso, como dice Javier Villuendas, es de primero de cancelación. Total, que ‘Naked Attraction’ ya es lo más visto de Max en España.

El programa viene a ser un cruce entre Tinder, ‘First Dates’ y OnlyFans. Un hombre o una mujer va a buscar el amor a un plató con seis armarios donde hay ocho cuerpos desnudos; la maestra de ceremonias, Marta Flich, da la orden de que se suban la cortina hasta la cintura, y el o la participante tiene que ir descartando personas en función de las vibraciones que le desprendan los penes o las vaginas (sic) que tiene ante sí, siguiendo una lógica similar a la de los adivinos que hace un par de milenios intentaban predecir el futuro analizando el vuelo de los pájaros, o a la del comprador avispado que intenta averiguar el estado de un aguacate tocando solo la puntita.

«Su pene me parece bastante atractivo. Me está hablando, me dice algo», comentaba Valeria, la primera intrépida del ‘reality’. La mujer confesó que tenía fobia a los pies, pero no reveló qué le dijo aquel pene, un secreto hoy ya digno de Pegasus. Luego descubrieron los cuerpos hasta el cuello y descartó a un pretendiente porque tenía un tatuaje de una serie (‘Hora de aventuras’) que no le gustaba. «Aquí dejamos de lado prejuicios y mentiras. (…) La elección de la pareja perfecta se basa en la pura atracción física», insistía la presentadora, vendiendo un programa como una liberación quién sabe de qué.

Más allá del jaleo, ‘Naked Attraction’ acaba siendo un bostezo porque la seducción, como la belleza, es un desvelamiento. Si renunciamos al misterio del velo, si eliminamos el riesgo de la ecuación, ¿qué nos queda? Dos aparatos reproductivos, un ginecólogo, una uróloga. Poco más.


Content Source: www.abc.es

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