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Carlos Latre: «La televisión es implacable, no tiene ningún remordimiento y puede destrozarte»


Dicen que detrás de todo hombre hay siempre una gran mujer, y en el caso de Carlos Latre, capaz de ser cien personas, de su sexo y el contrario, hay una que vale al menos por otras tantas, su esposa Yolanda. Es ella quien recuerda sus imitaciones, quien le susurra la anécdota que al humorista se le escapa: «A Quintero no le gustaba que le imitaras» o «a Sardá nunca lo has hecho». Pero hay más gente sosteniendo el éxito del cómico más querido de la televisión, compañeros y amigos para celebrar el cuarto de siglo de carrera del presentador en ‘Carlos Latre: Inimitable’, un especial que se podrá ver en Movistar Plus+ el 23 de julio. «Me abruma el cariño, que tanta gente diga: ‘Hostia, este chico me cae bien’. Ha habido momentos buenos y malos, pero nunca he dejado de ser yo mismo», confiesa. —25 años de carrera ya.—Es flipante. Empecé con 19 años, era un pipiolo. Es alucinante. Ahora con 45 tomo conciencia de lo rápido que pasa todo, de que hay que aprovechar el tiempo. Y tengo la sensación de que queda lo mejor, de que estoy en mi mejor momento, más maduro que nunca, más tranquilo que nunca.—¿Recuerda cómo empezó?—Siempre tuve claro que este era mi mundo, desde chaval era el que se subía a la silla a hacer voces, a hacer cachondeo, el que cantaba con dos años desde el balcón, el niño gracioso. Y luego la vida ha sido un cúmulo de circunstancias. Sardá siempre me dice que soy un caso de Hollywood, un cruce de caminos absoluto, una suerte inmensa. Pero esa suerte ha ido acompañada de mucho trabajo y esfuerzo, de mucha dedicación y de mucha intuición. De hacer horas y sacrificios. La clave del éxito, desde mi punto de vista, es trabajo, mucho de cruce de caminos y mucha renuncia.—¿A qué ha renunciado?—He tenido la gran suerte de estar muy bien rodeado, de mi mujer, de mis padres, de mis amigos. Todo el mundo lo ha comprendido perfectamente, pero por estar en Nueva York haciendo ballet o danza clásica o Shakespeare en Londres me he perdido algunos veranos, momentos de familia, de la infancia de mi hija Candela, de mi mujer Yolanda.—¿Se puede ser de verdad en televisión?—Es muy difícil. He sido incansable, pero la televisión es implacable, no tiene ningún remordimiento y puede destrozarte. Me horroriza eso de ‘no funciona’ porque es mentira, la televisión tiene tantos factores que influyen para el éxito… no puedes creer que tu valía depende solo de un número. —La suerte ayuda, pero no libra a uno de los baches. —La vida son éxitos y fracasos, y de cada fracaso he sacado un aprendizaje muy grande. Como decía Capote, «el fracaso es la sal y la pimienta del éxito».—¿Sirve el humor no solo para reír en las buenas, sino también para salir del hoyo?—El humor tiene que estar presente en todos los momentos de la vida. El humor cabe en todas las situaciones, lo importante es saber quién es el receptor y cuál es la sensibilidad del que recibe, pero se puede hacer humor de todo y con todo.—¿La piel es cada vez más fina? ¿Se tolera cada vez menos la risa?—Abogo por decir lo que a uno le dé la gana, siempre se puede cambiar de canal, no volver a leer a ese señor o bloquearlo en redes sociales. Pero no se puede ejercer una superioridad sobre otro porque te ha ofendido. Lo siento, es muy cruel y es muy difícil que se pueda hacer humor de ciertas cosas, algunas que no compartimos, que no nos gustan, nos entristecen o nos enfadan, pero de ahí a que te digan que no puedes abrir la boca o tener una denuncia por decir un chiste… Somos un país de comedia, desde el Siglo de Oro, pasando por Góngora, Quevedo, Cervantes. Venimos de ‘Rinconete y Cortadillo’, de la picaresca. Nuestra idiosincrasia, nuestra forma de ser, es reírnos de todo y de todos. Noticia Relacionada estandar No Carlos Latre: «Lucho conmigo mismo para no engordar» Carmen Aniorte Humorista, actor, presentador y sobre todo uno de los imitadores más reconocidos en España—¿Cómo es Carlos Latre cuando no está imitando?—¿Cómo soy, cariño? [Mira a su mujer] Soy un tipo con muchas inseguridades, con muchas tonterías, pero voy a tirar siempre para adelante.—¿Cuesta volver a uno mismo después de imitar?—Hay veces que sí, que uno está tan a gusto en un personaje que disfrutas creando buenas sensaciones. Hacer reír es como una droga, conseguir que los demás lo pasen bien mola muchísimo.

Content Source: www.abc.es

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