La semana grande de Eurovisión ya está aquí y Mälmo se ha acomodado como el epicentro de todas las miradas de los eurofans, que esperan a saber este sábado por la noche cuál es el ganador del certamen en su 68ª edición. Suecia acoge este año el festival después de que en la anterior edición Loreen ganara el certamen gracias a su ‘Tattoo’.
En España, las esperanzas están puestas en que Nebulossa hagan un buen papel. El dúo formado por María Bas y Mark Dasousa no subirán al escenario hasta la final del sábado. Sea como sea su ‘Zorra‘ prevé ser una de las canciones de la final y que posiblemente puedan mejorar los resultados de Blanca Paloma de hace un año, cuando quedó en decimoséptima posición.
Junto a Nebulossa van a participar otros 36 candidatos, de los que 31 tienen que luchar por avanzar en el certamen y finalmente estarán en la cita 26 propuestas. Todos podrán ser vistos en las galas previas, puesto que, como novedad, los organizadores del certamen han decidido que los países que automáticamente llegan a la final actuarán durante las semifinales.
Estos países no europeos participarán en Eurovisión
Sea como sea, los millones de espectadores que están pendientes del evento músico-televisivo podrán ver propuestas de Europa y, sorpresivamente, también de fuera del continente. Esta cuestión, de hecho, es una de las que más sorprende cuando uno se adentra en el mundo eurovisivo y descubre que no es un certamen europeo como tal.
En 1956 se celebró por primera vez el festival y nació impulsado por la Unión Europea de Radiodifusión (UER) que, al revés de lo que puede dar a entender su nombre, no tiene nada que ver con la cuestión puramente geográfica de Europa. El evento pretendía unir a los pueblos próximos al continente y probar a la vez los límites tecnológicos de la transmisión en directo. El éxito de la edición fue total que en ediciones posteriores, y hasta el día de hoy, se han ido sumando nuevos miembros de la UER, y no solo de Europa, al festival.
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Armenia
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Azerbaiyán
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Georgia
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Israel
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Australia
Esta semana, en Mälmo, se ve un buen ejemplo de ello. Australia, que quizás es el más sonado por ser uno de los países más remotos, fue invitado por primera vez en 2015 dado que su ciudadanía es una de las más eurovisivas, e Israel lo ha ido haciendo desde 1973. Israel, uno de los países más controvertidos, está en algunas quinielas dentro del ‘top ten’ final. En otras ocasiones, además, han ido al certamen representantes de Marruecos o Turquía.
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