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Jesús Lillo: El dedo eclipsa a la Luna


Se llevaron hamacas donde rebullirse, pidieron comida y bebida y esperaron sentados. Cogieron buen sitio en un parque de Nueva York para participar –verbo de acción, protagónico– de un eclipse que durante unos minutos y tras la reglamentaria cuenta atrás los iba a dejar a dos velas . O eso creían. Cuando TVE, a eso de la nueve y pico de la noche, conectó en directo con la acampada urbana, la corresponsal de la emisora pública se hizo ver y alumbrar por un foco que deshizo la penumbra, abortó el clímax astronómico y cegó a los congregados con una luz para la que no llevaban gafas polarizadas. ¿Se puede eclipsar un eclipse? La ciencia no tiene límites, como la estupidez humana, retrepada para ver en una pantalla minúscula y enviar por el móvil lo que tenía delante de los ojos y, a la postre, deslumbrada por el fenómeno y el aparato de una comunicación de masas que, siempre inquieta, en busca de nuevos ángulos de visión e invidencia, se fija en el dedo que señala a la Luna. Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad y una voltereta con doble tirabuzón carpado para el conocimiento de nuestra raza, siempre evolutiva.A ras del suelo, que es donde suceden las cosas importantes, la cosa esta del eclipse empezó la semana pasada, cuando a la CNN le dio por caldear los ánimos de un público empoderado por su creciente protagonismo en los medios. ¿Un astrónomo? Mejor llama a un hamaquero.A una emisora de México, abierta de par en par a los vídeos anónimos enviados por los espectadores, le colaron el del eclipse de una bombilla doméstica, opacada por un buen par de testículos colganderos; Trump lanzó un vídeo bastante gótico en el que su silueta irrumpía hasta tapar el Sol, en Telecinco intervinieron Paz Padilla y El Cordobés, mano a mano, –«esto altera el carácter», «qué cosa más bonita»–, y en otro canal salieron telepredicadores de la escuela de Carlos Jesús, el de Raticulín.A ras del suelo, donde sucede lo importante, el mapa de Norteamérica que señalizaba la zona de sombra generada en diagonal por el eclipse competía en España con la línea discontinua trazada por Froilán entre tinieblas, de sol a sol y en zigzag por las carreteras de Madrid. Somos y estamos en todo lo que ya no vemos.

Content Source: www.abc.es

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