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La demoledora primera impresión de una soltera sin pelos en la lengua al ver a su cita: «Ya tengo que ser fea…»

A sus 23 años, Luis es un chaval con un curriculum vital más largo de lo habitual. Sevillano de nacimiento, ha vivido toda su vida en Cádiz y estudia comunicación audiovisual en Madrid. Además, consiguió una beca de intercambio y ha residido durante un año en Argentina. Y en su tiempo libre, escribe canciones de rap y participa en batallas de freestyle e improvisación. Eso sí, toda la experiencia que acumula en su vida en general, le falta en el plano amoroso, pues solo ha tenido una relación estable. Eso sí, en vez de quedarse de brazos cruzados esperando a que llegara la persona idónea para él, acudió este martes 30 de abril al restaurante del amor de ‘First Dates‘.

«Acabo de salir de una relación abierta en la cual solo existía una norma: no estar ni con familiares ni con amigos. Y mi pareja la incumplió», le contó a Carlos Sobera. El Cupido del ‘dating show’ le preguntó por su prototipo de chica. Y también en ese sentido, Luis demostró ser un joven con las ideas muy claras. Pidió «una chica de rollo urbano y que no sea cayetana», o lo que es lo mismo, «que lleve la mente igual de afiliada que el eye-liner». «Si tengo dos chicas enfrente, una con tatuajes y piercings y la otra bufanda y chaleco, prefiero hablar con la primera porque siento que voy a tener más conexión», afirmó el soltero.

Sin embargo, Luis se equivocó. La conexión con la chica del eye-liner en cuestión, brilló con su ausencia. O puede que él si sintiera ese feeling por su cita, pero ella desde luego dejó bien claro que, por su parte, el chico no tenía nada que hacer.

Sheila (20), una joven getafense que se gana la vida de cajera, ya avisó durante su presentación que por su carácter, resulta una persona un poco difícil de llevar. «Para aguantarme, tela. Si no tienes paciencia conmigo, no hay nada que hacer», reconoció.

Y aunque efectivamente Luis se armó de paciencia intentando que se lo pasara bien en la velada, ella llegó rozar lo hiriente en la manera de exteriorizar que el chico no le había gustado nada. «Ya tengo que ser fea para que me pongan con él…», soltó, llevándose las manos a la cabeza.

Sheila no entiende el humor de Luis

Sin ser consciente la impresión que causó en la chica, Luis probó a conquistarla haciendo gala de un particular sentido del humor. Pero lo empeoró todavía más. «Tu trabajo y el mío tienen algo en común: estudiando lo mío acabas trabajando de lo tuyo», anotó el joven medio en serio medio en broma. Un comentario que a Sheila no le hizo mucha gracia.


Luis y Sheila eran dos polos opuestos que no se atrajeron


Cuatro

Lo que sí pareció divertirla de Luis fueron los tatuajes ‘microrrealistas’ que lucía, como por ejemplo la lata de una bebida que le gusta y la placa del número de la habituación de su residencia de estudiantes. La explicación que él le dio, la mató. Pero de risa nerviosa.

Luis, que a esas alturas ya se había dado cuenta de que su cita era de lo más expresiva cuando algo le gusta y cuando no, captó las señales. En el momento de la decisión final, ambos rechazaron una segunda cita.

Content Source: www.abc.es

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