Que tu padre sea actor te ayuda a entrar en la industria. El problema radica en que seas hijo de uno de los mejores actores de la historia. Es decir, que tu padre se llame Ricardo Darín. Las expectativas, entonces, se disparan. Así le ocurrió a Chino Darín, cuya carrera se ha consolidado más allá del facilitador parentesco a fuerza de demostrar su talento en películas como La odisea de los Giles o La noche de 12 años, ambas disponibles en España gracias a Netflix.
Chino (cuyo auténtico nombre es Ricardo) debutó en 2010 con la serie Alguien que me quiera. Para entonces, acababa de cumplir la mayoría de edad y su nombre, en Argentina, significaba mucho: su abuelo (también Ricardo) había sido un actor de teatro y radionovela que había cosechado cierta fama. De igual forma, su abuela Roxana tenía en su historial películas, radionovelas, obras de teatro… Y su padre, por supuesto, era, junto a Federico Luppi, el intérprete con mayor prestigio de Argentina. Pues, con todo eso como testigo, la primera rueba de casting de Chino fue un desastre.
¿Cómo fue el debut de Chino Darín?
En realidad, su primera vez ante una cámara se produjo en una serie que nunca se emitió. Chino se presentó al casting de una ficción televisiva para el papel del galán protagonista, pero, como ha asegurado en una entrevista para La Script, lo “hizo pésimo” y estaba tan tenso que acabaron escogiéndolo para otro papel. El papel del malo. “Algo les gustó, pero evidentemente no para el personaje que estaba probando”, reconoció Darín ante María Guerra.
Chino rodaría el piloto de la serie, pero esta nunca saltó a la televisión y el proyecto pereció en el camino. Aun así, el hijo del protagonista de Nueve reinas guarda buenos recuerdos de esa audición, porque le sirvió para “romper el hielo”.
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Content Source: www.20minutos.es
