Pero para los eurofans españoles, el mayor aliciente de la segunda semifinal era poder ver por primera vez en el escenario del Malmö Arena la performance de Nebulossa. Eso sí, como miembro del Big Five, formado por Alemania, Reino Unido e Italia, España ya tenía asegurada su plaza en la final del festival de la canción.
Aunque según las casas de apuestas lo tienen complicado para seguir los pasos de Loreen el año pasado, el dúo alicantino formado por María Bas y Mark Dasousa puede devolverle a España la gloria eurovisiva con su ‘Zorra’, una atractiva y pegadiza propuesta que puso a cantar a los eurofans de todo el mundo que se dieron cita el recinto de Eurovisión.
Además, en la aclamada actuación de Nebulossa se dieron a conocer otros elementos artísticos casi tan importantes como la canción en sí. No en vano, con tan solo 3 minutos para ganarse a una audiencia multicultural que abarca casi 200 millones de espectadores, elementos como la escenografía, el vestuario, los visuales y la coreografía resultan decisivos para conquistar al público.
El diseñador de Lady Gaga y una escenografía muy simbólica
Uno de los secretos mejor guardados de la candidatura española era el look. La vocalista lució un catsuit negro de encaje con pantalones de campana, hombreras y más de 60.000 cristales diminutos incrustados, obra del diseñador Michael Costello, artífice de vestuarios de estrellas como Lady Gaga, Kim Kardashian, Delta Goodrem, Kylie Jenner y Nicki Minaj.
Juan Sebastián e Israel Reyes, los escenógrafos que ya trabajaron con Nebulossa en el Benidorm Fest, se encargan de montar la puesta en escena al completo: del diseño de escenografía, vestuario, iluminación, visuales, dirección de escena, realización, cámaras, efectos. Una propuesta que cumple con lo que prometieron: aprovechar al máximo los recursos técnicos que ofrece el escenario para potenciar la historia detrás de ‘Zorra’.
Un elemento icónico marca el arranque de la actuación: una cerradura roja pensada para simbolizar la entrada a un club clandestino de cabaret de los años 30, donde la libertad florecía sin censuras.
Dentro del local, los bailarines César Louzán e Iosu Martínez, los bailarines arropan a Mery Bas durante el espectáculo. La coreografía, obra de Verónica Mejía, está pensada para transmitir esa misma idea de libertad. Significado que se mantiene durante toda la puesta en escena.
El final, más impactante todavía, homenajea a un clásico del séptimo arte como es ‘Metrópolis’ (1927), una película muda del género de ciencia ficción dirigida por Fritz Lang. El filme, uno los más importantes e influyentes de la historia del cine, explora la dicotomía de la libertad y la opresión. Así, en el cierre de ‘Zorra’, la oscuridad se vuelve luz, y Mery canta libre y gritando lo que siente a los cuatro vientos.
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