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Ponga dos lesbianas en su telenovela de época y revolucionará internet: «No las matéis»

En ‘Sueños de libertad’, el serial de época que emite Antena 3 de lunes a viernes (15.45) y produce Diagonal TV, hay muchos romances, como el género manda, pero ninguno levanta tantas pasiones, al menos en redes sociales, como el de Marta de la Reina (Marta Belmonte) y Serafina Valero (Alba Brunet), Fina para las ‘amigas’. Al mínimo indicio de romance lésbico, sus sagaces seguidoras ya habían inventado un acrónimo para la posible pareja: ‘Mafin’ (no confundan con ‘Muffin’, aunque el término repostero venga como anillo al dedo). Ya saben, lo que no se nombra no existe. Pero los guionistas de ‘Sueños de libertad’, libérrima adaptación española de la serie turca ‘Fugitiva’ a cargo de Verónica Viñé y Beatriz Duque, no se andaron con chiquitas y, a diferencia de otras telenovelas españolas ambientadas en el pasado, que cocinan a fuego lento los idilios entre señoras (un clásico, paradójicamente), hubo un arrebatado beso a las pocas semanas de emisión. No tardó en llegar la noche de amor. Lo inaudito no era ver en plena sobremesa a dos mujeres mantener una relación íntima, sino la velocidad de crucero de una trama muy secundaria que ya había conquistado internet (una usuaria de Twitter sube religiosamente cada día las escenas de ambos personajes).

«La idea era arrancar desde el principio con esta historia. Era interesante que tuviéramos dos personajes que están en un momento distinto con respecto a su homosexualidad. Fina es consciente de que le gustan las mujeres e incluso ha tenido una relación, pero Marta no. De hecho, Marta está casada», explica la coordinadora de guion de ‘Sueños de libertad’ Eulàlia Carrillo. Una tiene apellido con preposición; es hija del retorcido patriarca, Damián de la Reina (Nancho Novo), cuya ley impera en la empresa de perfumes y jabones donde transcurre la acción. La otra es una trabajadora. Una dependienta, cuyo padre viudo, Isidro (Juan Gea), es el chófer de la familia. El hombre tiene un único deseo antes de morir: un marido para su hija. Les separa a Marta y Fina no sólo la edad (diez años) y la clase social (un clásico del melodrama de época), sino la ley. El drama está servido.

«Fina ya conoce sus deseos, su sexualidad; tiene terreno avanzado y está muy por delante de doña Marta, y eso hace que invierta los roles de poder en la jerarquía que tienen. De repente, Marta es nueva. Y descubre», explica Marta Belmonte en conversación con ABC. «La más joven [Fina], curiosamente, es la que más ha avanzado, y la que es un poco más mayor y convencional porque pertenece a otra clase social es la que vive más en el armario. Las dos viven en el armario, pero más Marta que Fina», añade Carrillo, también creadora de ‘Regreso a Las Sabinas’, telenovela española que emitirá Disney+ el próximo otoño.

Porque ‘Sueños de libertad’ está ambientada a finales de los años sesenta, a las afueras de Toledo, y si los guionistas aspiran a un mínimo rigor histórico, muchos personajes no aceptarán ni su romance ni su orientación sexual. Excepciones hay, como Carmen (Candela Cruz), otra de las dependientas, que acepta sin miramientos el ‘affaire’ de su mejor amiga. En este caso, los escritores priorizaron el carácter de Carmen. «Los [personajes] que se enteran se quedan alucinados. Muchos se ponen en contra. Se escandalizarán. Era un delito. Podrían ir a la cárcel», avanza la coordinadora de guion. Es tal el ímpetu de la historia que Fina, tras un equívoco con su padre (Isidro cree que su hija está con un hombre casado), sale del armario para disgusto del pobre hombre, que le retira la palabra, y de Marta de la Reina, que ve peligrar su estatus de señora bien; un callejón sin salida que los guionistas resuelven con un ‘deus ex machina’: Fina es apuñalada por un jovenzuelo ladrón (no pregunten por qué) y durante su convalecencia, Isidro le pide perdón.

«El rechazo no pasa estrictamente por la homofobia, que obviamente está generalizada en ese momento; muchas veces pasa por la preocupación de que una persona a la que quieres pueda pasarle algo», argumenta Eulàlia Carrillo, cuya preocupación en esta trama es que la reacción de cada personaje sea coherente con su edad, su estatus social y su formación. Cabría la posibilidad de que el inmaculado galán de la telenovela, Andrés de la Reina (Dani Tatay), no aceptara que su hermana es lesbiana.

Ese es precisamente el miedo de las seguidoras del romance –ahora pausado– de Marta y Fina: un fatal desenlace. Las fans ni olvidan ni perdonan. En el mejor de los casos, huyen a otra ciudad u otro país, alejadas de sus seres queridos. En el peor, mueren de manera violenta. Pero no nos adelantemos a los acontecimientos. «Hay una cultura inconsciente de castigar lo prohibido, lo que no está permitido… Y se ha escrito mucho historias con finales fatídicos donde al final el personaje homosexual muere. Puede que haya algo inconsciente en el imaginario y estaría bien transformarlo, pero también es verdad que es lo que sucedía. Muchas de estas historias no tenían cabida, no podían acabar bien porque el entorno no lo permitía. En el 58, estas chicas tienen opciones de acabar en la cárcel o en los campos agrícolas a tomar viento, repudiadas, con una paliza; no pueden pedir el divorcio…», sostiene la actriz Marta Belmonte.

No habrá un triángulo amoroso, pues Marta de la Reina no ama a su marido, Jaime (Jesús Olmedo), un doctor y marino mercante que regresa con un propósito (ser papá) y un secreto (un tumor cerebral terminal). «Van a sufrir. ¿Para qué vemos la tele? Para apasionarnos. Va a haber una de cal y otra de arena. El marido va a ser un obstáculo. ¿Hasta qué punto es insalvable?», desliza Marta Belmonte (41). En el episodio 85, emitido el pasado lunes 24 de junio (1.237.000 espectadores lo vieron), Jaime descubre a Marta y Fina besándose, a escondidas, en el almacén.

«Sí, tienen que sufrir. Que sean felices no nos da trama», defiende Eulàlia Carrillo, consciente de la pasión y preocupación que ha generado en redes sociales dicha trama: «’Sobre todo, ¡no las matéis’!». ún así, la coordinadora de guion de ‘Sueños de libertad’ defiende que se trata de una trama luminosa y bonita: «Hemos trabajado mucho para que no se estirara demasiado, que no llegara nunca el momento, ni tampoco que fuera demasiado precipitada. Hemos hecho un esfuerzo muy grande para contarlo todo paulatinamente. Toda la fase del enamoramiento, de cómo van tomando conciencia de que en realidad se quieren… Al margen de que sean dos chicas, es un amor muy puro y sincero. Es una cosa que, cuando escribes melodrama y tanta tragedia –la historia de un maltratador– es agradecido […] Más allá de que sean lesbianas, son una jefa y una empleada con una serie de problemas derivados de eso. La vida misma es así ahora y en el pasado».

Para su compañera de reparto Alba Brunet (30), lo rompedor de este romance lésbico es que se muestre en una serie diaria, cuyo público –se presupone erróneamente– es mayoritariamente mayor. Antecedentes hay: Teresa y Ana en ‘Amar en tiempos revueltos’, Luisita y Amelia en ‘Amar es para siempre’, Maite y Camino en ‘Acacias 38’… «Mi abuela lo ve por mí. Tuve que avisarla. Sé que para ella… Bueno, no está acostumbrada. Ha nacido en otra época. Ha vivido en otra época. Tengo que respetar que para ella no es lo habitual. En principio se quedó chocada. Sé que a ella le gustaría que mi historia de amor fuera con un hombre. Pero es una muy buena oportunidad para que ella pueda entenderlo o verlo de otra manera. Lo tiene fácil porque la que está explicando la historia es su nieta», comenta Brunet.

La actriz, natural de Palma, hizo el ‘casting’ en agosto de 2023 para otro personaje, el de la doctora Luz (Carolina Lapausa), pero le ofrecieron directamente el papel de Fina. La única información que le dieron es que tenía una trama lésbica. Dos referencias tuvo para prepararse: su abuela, pues tenía su edad en aquella época, y la película francesa ‘La vida de Adele’: «Cuando se me presentó el personaje y la trama lésbica, pensé en un personaje descubriéndose en esta forma de querer, pero no, Fina lo tiene claro desde niña, no ha dudado nunca de su sexualidad, no ha tenido nunca conflicto consigo misma, sino con la vida y con la sociedad y el contexto histórico que se le presenta. Es un acto de valentía precioso. Es bonito que en el caso de Fina sea así y el de Marta lo descubra».

Marta Belmonte sí hizo el ‘casting’ como Marta de la Reina, con el director Joan Noguera, pero con otra actriz que no era Alba Brunet. «Al principio se estaba intentado perfilar qué pasaba con la sexualidad de doña Marta: si había estado reprimida, pero consciente de su sexualidad, de sus deseos, o si es algo que iba a descubrir a través del encuentro con Fina. No estaba tan claro», recuerda. También fueron limando, a petición de su intérprete, la ‘mala leche’ de doña Marta e introdujeron un ligero humor y ternura con su familia: «Apostamos por descubrir pronto junto al espectador que le pasaba algo distinto que ella nunca había terminado de entender. Era un viaje mucho más bonito y eliminamos un poco los vestigios de los primeros coletazos de Señorita Rottenmeier».

Cabe preguntarse, entonces, a qué viene tanto revuelo con ‘Mafin’. Marta Belmonte cree que «es una golosina», pues las mujeres han crecido con poca representación lésbica; de ahí su pasión, su emoción, su sorpresa. Para ella, lo importante es que se trata de una historia de amor: «Cuando hablas de homosexualidad –dos hombres, dos mujeres–, lo primero que se te viene [a la cabeza] es una imagen pornográfica: las ‘tijeras’, etc. Es un imaginario que, por desgracia, cuando se ha visibilizado, ha sido a través de un contenido sexual. Estamos hablando de dos hombres o mujeres que se aman. Marta y Fina descubren una pasión muy física, pero están enamoradas».

«Quizás no sean temas tan secundarios en nuestra sociedad, quizás no sea tan moderno… Muchas veces vivimos en una burbuja donde no hay homofobia…», aporta Carrillo. «Ahora muchas series tienen parejas homosexuales, pero quizás no sean tantas. O quizás sea algo muy nuevo todavía. Nosotros llevamos años y años viendo las relaciones heterosexuales reflejadas en la ficción, pero estamos viendo hace poco relativamente las homosexuales. Por eso deben despertar tanto interés. En realidad es algo nuevo. ¿Qué va por delante? ¿La sociedad o la ficción? Por un lado, la sociedad ha evolucionado y ha dado pie a poder contar estas historias. Pero al mismo tiempo, la ficción anima y da un servicio a la chica de 16 años que a lo mejor está en su casa buscando una ficción que refleje sus sentimientos y la encuentra en ‘Sueños en libertad’».

Content Source: www.abc.es

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