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Por la paz, la unidad y la libertad

Hemos venido aqu todos porque estamos desolados y nos sentimos airados. Estamos desolados por todo lo que hemos padecido en los ltimos das, por todo lo que est padeciendo la familia de Miguel ngel Blanco, por todo lo que les queda por sufrir a sus padres, a su hermana, a su novia, a sus amigos, a sus vecinos, a sus compaeros de trabajo, a sus paisanos y a todos y cada uno de sus compatriotas. Estamos airados tambin por el recuerdo del crimen cometido y por la forma inicua en que se ha escenificado tanta maldad. Ese crimen cometido contra un joven concejal del PP en Ermua que no se va a borrar de la memoria colectiva de este pueblo.

Venimos por eso desolados y airados, tambin por la memoria oscura de ms de 20 aos de democracia que ni en un solo instante ha dejado de estar azotada por los crmenes terroristas, porque no tenemos que olvidar, aunque hoy tengamos tan hondamente presente a Miguel ngel Blanco, asesinado ayer por ETA, no tenemos que olvidar que antes que l han muerto ya 815 personas. Todos ellos, todos los que han muerto con Miguel ngel Blanco, que es el ltimo, eran gente de paz. Todos eran gente de paz, para ellos tambin adems de para Miguel ngel Blanco, para ellos y para sus familias, nuestro recuerdo y nuestro abrazo. Tambin venimos desolados porque la experiencia que aqu en Madrid nos ha desgarrado tantas veces, la experiencia nos dice que desgraciadamente puede que sta no sea la ltima infamia que tengamos que padecer.

Sin embargo, a pesar del estupor, de la ira y de la pena, creo que todos nosotros, los madrileos que estamos juntos y unidos ahora mismo en la Puerta del Sol y el resto de los espaoles que han hecho lo mismo o que van a hacer lo mismo en Espaa entera dentro de unos minutos, a pesar de ese dolor y de esa sensacin intolerable que tenemos de que unos pocos han pretendido humillar y someter a todo un pueblo, creo que percibimos tambin que ste puede ser un da enorme, un gran da para la historia de Espaa, hoy es un da importante, creo yo, porque todos los ciudadanos y todos los partidos polticos democrticos, todos los espaoles, junto con nuestros lderes polticos, todos los partidos polticos democrticos nos hemos colocado unidos juntos, profundamente unidos, detrs del pueblo vasco, apoyando firmsimamente su rebelin contra el terror. Es el pueblo vasco, en una accin que podra yo calificar hasta de heroica, el que acaba de romper las ataduras, el que se ha arrancado el esparadrapo de la boca y ha hablado muy alto, muy claro, muy firme y con una sola voz. Hasta aqu hemos llegado, han dicho. Hasta aqu hemos llegado y de aqu en adelante, sin un solo paso atrs, vamos a recuperar para Euskadi el terreno que nos pertenece, el terreno de la convivencia en paz, en unidad frente a los asesinos, en libertad, el terreno de la democracia. Basta ya, basta ya ha dicho el pueblo vasco, y detrs de l todos los espaoles han compartido este grito, basta ya, pero ya ha bastado porque a partir de ahora muchas cosas van a dejar de ser posibles, por eso es un gran da.

Ya no va a ser posible que los asesinos y quienes les encubren se permitan hablar de HB, que significa pueblo unido. Porque el pueblo se ha unido, efectivamente, el pueblo se ha unido, pero justamente contra quienes se agrupan bajo ese nombre cuyo significado real manchan todos los das. Tampoco va a ser posible que los asesinos hablen de la patria vasca y libertad, que es lo que significan las siglas de ETA, porque la patria vasca y la libertad, la nica Euskadi libre, es la que anteayer y ayer y hoy y maana y ya siempre defiende el pueblo vasco frente a sus verdugos. La Euskadi libre es la Euskadi de los vascos demcratas, la Euskadi libre es la Euskadi nuestra, la que vive en democracia y en paz y la que llama escuetamente asesinos a quienes son asesinos sin ms porque no tienen ni pueden tener otro nombre. As que les vamos a arrebatar el lenguaje, les vamos a arrebatar las siglas, y el pueblo vasco les va a arrebatar, les ha arrebatado ya, la calle, ese mbito de convivencia que se haba convertido por obra y gracia del terror en un territorio sometido.

La calle, de nuevo, pertenece al pueblo vasco porque se haba convertido en un territorio sometido en el que los vascos y con ellos todos nosotros, ramos vejados todos los das. Solamente por tener que administrar con prudencia en el Pas Vasco las opiniones en pblico, las opiniones polticas vertidas en pblico, slo con tener que pasar deprisa delante de ciertos locales, slo con tener que guardar silencio en las manifestaciones de protesta, un silencio que distinguiera a los demcratas del grito y de la arrogancia cerril de los asesinos y de quienes les apoyan, con slo tener que aceptar que sus policas se vieran obligados a preservar el orden pblico con la cara cubierta por una capucha, pero eso se ha terminado.

A lo largo de estos aos, 816 personas, vascas y no vascas, han sido asesinadas. Pero si en algn instante pudiera tener sentido decir que todas esas muertes, y especialmente la ltima, que por eso es la ms dolorosa, la de Miguel ngel, no han sido en vano, ese momento es ste. Porque las cosas han dado un vuelco radical. Y como las cosas pueden haber dado ya un vuelco radical, que puede ser histrico, tiene sentido que yo os diga lo que ahora os voy a decir, con la paz y con la palabra, pero tambin con la ley, con la paz y con la palabra: a por ellos. Desde el respeto a la vida…, desde el respeto a la vida, desde la ms profunda de las convicciones democrticas, desde la ms firme defensa de la convivencia pacfica: a por ellos con la paz y la palabra. Porque somos infinitamente ms y, sobre todo, porque somos infinitamente mejores: a por ellos, porque basta ya!»

Content Source: www.elmundo.es

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