Ricardo Arques siempre sonrea cuando la conversacin sobre los Grupos Armados de Liberacin (GAL) se acercaba a Garganta profunda, el informante del que nunca desvel su identidad. Su sonrisa, su cercana y esa mirada que derribaba cualquier barrera fueron las nicas armas del reportero que sigui su instinto para afrontar la investigacin periodstica ms importante y peligrosa de la historia de Espaa. Desde las pginas de Diario 16, primero, y en su libro Amedo, el Estado contra ETA (Plaza&Janes, 1989) escrito junto a Melchor Miralles, Arques desentra la estructura mafiosa de los GAL que provoc el encarcelamiento de la cpula de Interior encabezada por Jos Barrionuevo (PSOE) en septiembre de 1999.
Ricardo Arques lvarez (Santoa, 1959) falleci ayer en Santander sin desvelar a su fuente y sin traicionar los principios que le llevaron a ser un compaero querido y admirado en todos los peridicos de Espaa y de Ecuador en los que trabaj.
Arques se haba retirado hace un lustro de la profesin en la que fue un referente pero en la que evit el brillo. El periodista cntabro falleci como consecuencia de un cncer de esfago al que se enfrent con la valenta serena, ajena a los aspavientos, que fue santo y sea de su actividad profesional y de una vida volcada en la bsqueda de la verdad.
La investigacin de los GAL marc su vida. Con apenas 26 aos y dentro de la redaccin del diario nacionalista Deia, Arques se jug la vida durante meses con arriesgados encuentros y persecuciones de pelcula hasta que logr que garganta profunda confiara en l para llegar a las entraas del terrorismo de Estado, el atajo activado por el Gobierno de Felipe Gonzlez para contrarrestar desde las sombras al terrorismo de ETA. El periodista cntabro se form en la Universidad del Pas Vasco y comenz su andadura profesional en El Correo y La Gaceta del Norte. En 1985, Arques comenz a publicar exclusivas sobre los GAL en Deia pero el asesinato de Juan Carlos Garca Goena en julio de 1987 provoc un giro de 180 grados en la direccin del diario nacionalista. Arques haba recibido la advertencia de que los mercenarios de los GAL preparaban un atentado. El crimen contra Goiena y el riesgo que conllevaba fue el argumento utilizado por la cpula del diario bilbano para dar por cerrada la investigacin sobre los GAL.
Arques, sin embargo, decidi continuar. Una conversacin con el periodista navarro Fernando Mgica le abri las puertas para que Pedro J. Ramrez decidiera que Diario 16 s estaba dispuesto a correr cualquier riesgo para aclarar qu eran los GAL y quin estaba detrs de esta organizacin criminal. Ramrez se jug la direccin de Diario 16 al sealar a Felipe Gonzlez y perdi. Tras ser despedido el 8 de marzo de 1989, el 23 de octubre de ese ao logr que el primer ejemplar de EL MUNDO saliera a la calle.
Tan solo dos aos antes, Arques haba llevado a la redaccin de Diario 16 el plano del zulo que garganta profunda le haba facilitado. Un agujero situado en el Col de Courlecou, una zona boscosa en las inmediaciones de Behobia.
Arques haba encontrado en Diario 16 el apoyo profesional y editorial de Pedro J. Ramrez, Y Ramrez decidi que la investigacin la compartieran Arques y Melchor Miralles, entonces el periodista especializado en la informacin de tribunales del diario madrileo. Arques, junto a Melchoe Miralles y su hermano y fotgrafo Ricardo Miralles fueron los encargados por Pedro J. de localizar el escondite en el que hallaron el bal metlico blanco envuelto en una bolsa de basura negra que contena pruebas determinantes como el sello de los GAL para que el entonces juez de instruccin Baltasar Garzn pudiera llevar adelante el proceso judicial. El tndem Arques-Miralles escribi el libro Amedo; el Estado contra ETA, un documento de casi 1.000 pginas que cont como presentador de excepcin con Carl Bernstein, periodista del Washington Post que junto a Bob Woodward desvelaron el escndalo del Watergate. El libro de Arques y Miralles se mantiene, 35 aos despus, como el mejor documento sobre la guerra sucia; el fallido intento de intentar taponar la sangra humana, poltica y econmica provocada por la banda terrorista.
Arques, muy crtico con el protagonismo adquirido por Melchor Miralles primero en Diario 16 y despus en EL MUNDO, volvi a Euskadi como redactor jefe de investigacin del peridico dirigido por Pedro J. Ramrez y con Miralles al frente del peridico en Euskadi.
El libro de Arques y Miralles se mantiene, 35 aos despus, como el mejor documento sobre la guerra sucia
En esa redaccin en el barrio bilbano de Bolueta, Arques demostr que la mxima utilizada por Pedro J. para definir a un periodista era ms que una frase redonda: Para ser periodista hace falta ser buena persona. Arques, inteligente, divertido, elegante, asumi con naturalidad compartir sus experiencias con una redaccin sometida a la presin de los atentados de la banda terrorista ETA. Su segunda etapa en EL MUNDO, adems, le permiti regresar a Santoa. En la playa de Berria, Ricardo Arques ampliaba su sonrisa traviesa, disfrutaba con un baln de ftbol entre sus pies e imaginaba cantar los goles de su Racing en la Primera Divisin.
Arques, siempre enchufado, fue uno de los cinco periodistas que el 1 de julio de 1997 regres a Bilbao desde Santoa para lanzar una edicin especial por la liberacin de Cosme Delclaux. Con el primer ejemplar en sus manos, el periodista cntabro recibi el aviso de que esa misma madrugada la Guardia Civil haba liberado a Jos Antonio Ortega Lara en Mondragn. Sin un gesto de hasto, Arques junto a Miralles y el resto de la redaccin comenzaron a narrar la dramtica odisea del funcionario de prisiones enterrado durante 532 das por ETA en un hmedo zulo.
Ricardo Arques acept en 1997 la oferta del Grupo Prisa para hacerse cargo del diario El Expreso como editor general. En Ecuador, el periodista cntabro, como reconocan ayer sus compaeros sudamericanos, logr que el diario diera un salto hacia la modernidad que inclua el cuidado por los detalles tanto en la precisin de los datos como en la presentacin del contenido informativo.
Tras una breve etapa en el Diario de Valladolid, Arques regres a Sudamrica donde lider medios en Bolivia, Argentina y Mxico. Veinte intensos aos a los que puso fin para volver a Santoa y estar cerca de su madre Pituca lvarez.
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