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Ucrania, los que se quedaron: la serie que retrata el da a da de los «hroes» que no abandonaron Kiev tras la invasin rusa

Todo arranca en un barrio residencial de clase media alta, de esos con chals acristalados, salones amplios y luminosos, familias perfectas que van y vienen en sus SUV… La frmula idlica del suburbio discurre apacible y feliz hasta que, en mitad de la noche, se escucha un impresionante estruendo.

Y claro, todo se va al carajo.

Nadie imagina lo ridculo que puede resultar el pnico que se experimenta cuando se desata una guerra que nadie crea realmente que se fuera a desatar en la misma puerta de la propia casa. Nadie sabe cmo reaccionara, qu dira, qu cogera, y sobre todo, dnde ira en una situacin as. Huira o se quedara? Los protagonistas de la nueva serie de Movistar Plus+, Ucrania, los que se quedaron, tienen, posiblemente, una nica cosa en comn: se quedaron.

A la cineasta Anastasiia Lodkina el estallido de la guerra le pill en Dubi, de vacaciones con su familia y amigos, y a da de hoy sigue sin ser capaz de discernir qu decisin hubiera tomado ella de haber estado en casa, en Kiev, el 24 de febrero de 2022. Aquellos primeros das todo lo que trascenda era muerte y desolacin. La poblacin ensangrentada se agolpaba en los refugios. La incertidumbre se haba adueado de la capital, ni siquiera los ms avezados analistas se atrevan a hacer ninguna prediccin. Rusia poda completar su invasin en cuestin de semanas y Kiev era el objetivo nmero uno.

Algo menos de un mes ms tarde otro tipo de historias empezaron a despuntar entre los escombros. Bajo la destruccin haba vida, la ciudad segua latiendo como poda y cultivando cada mnimo atisbo de normalidad inmersa en el caos ms absoluto. Estaba aquel grupo de cuidadores de un zoo, en pleno frente de batalla, que rogaba por Facebook que les hicieran llegar verduras para alimentar a los animales. Tambin esa estrella de Eurovisin, famossimo en Rusia, que se convirti en youtuber y no escatimaba en burlas hacia los soldados invasores sin preocuparse de su integridad. Pero adems, haba familias, miles de ellas, ms o menos tradicionales, disfuncionales, deconstruidas, que tuvieron que reconstruir su da a da y el de los ms pequeos en un entorno hostil.

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«Esas cosas no salen en las noticias, nadie se fija en la vida cotidiana, en cmo gente normal y corriente eligi permanecer en Kiev a pesar del peligro y, finalmente, fue la razn por la que la ciudad resisti«, asegura Lodkina por Zoom desde Hamburgo, donde reside ahora con su marido, su hija y un perrito con cierto afn de protagonismo. Alguien tena que contar esa cara B, ese «lado luminoso de la guerra», y ni corta ni perezosa se lanz a enviar cartas a otros jvenes cineastas ucranianos.

«Fue el 17 de marzo, recuerdo muy bien ese da. Les dije que crea que algn da, si Kiev sobreviva, debamos recoger la historia de esos ciudadanos annimos», relata. A principios de abril Rusia se retir de la regin de Kiev y parte de la poblacin huida empez a regresar. Entre ellos, Asantasiia Lodkina. «Fue impactante e inspirador. ramos muy ingenuos al pensar que nadie sera tan cruel, ni tan brutal, ni tan sanguinario, pero al mismo tiempo vi cmo la gente de mi pas haba resistido y sent una felicidad pura. Quiz me falta valenta para estar en la guerra, para hacer grandes sacrificios, pero puedo contar historias sobre aquellos que s tienen el valor de hacerlo», asegura. Y naci Ucrania: los que se quedaron.

Son seis captulos, cada uno dirigido por un joven cineasta nacional, de los que se quedaron y de los que volvieron, cada uno con una historia con su planteamiento, nudo y desenlace, cada uno con sus protagonistas, del anonimato de una familia a la celebridad de una estrella de la msica. Slo se repiten el dnde y el cundo, todo lo dems es tan personal que slo poda contarse bien convirtindolo en ficcin. «Queramos llegar al lado humano y alejarnos de cualquier tono propagandista, buscbamos simplemente retratar la rutina cotidiana de supervivencia de las personas que no eligieron ser hroes, pero lo fueron», dice la directora.

Pas un ao hasta que pudieron, efectivamente, ponerse a rodar. Con todo lo que implica trabajar en una zona de guerra. «Cada da tenamos un plan A, un plan B, un plan C, un plan D… Exista, para empezar, el riesgo de que se cortara el suministro elctrico tras un ataque a una infraestructura energtica, as que bamos siempre con los generadores a cuestas, pero adems tenamos que ubicarnos siempre cerca de un refugio, no se sabe nunca cundo puede sonar la alarma antiarea», explica Lodkina. Y subraya: «Aunque lo ms complicado, sin duda, fue respetar el toque de queda, en pleno invierno, cuando los das son tan cortos. Gran parte de las historias transcurra de noche, que es cuando se producen normalmente los bombardeos, as que tuvimos que aprender a crear la noche durante el da. Finalmente, todas estas restricciones consiguieron excitar nuestra creatividad».

El hilo conductor a lo largo de los seis captulos, en contra de lo que pueda parecer, no es la guerra como destruccin sino como sainete. A la estrella eurovisiva se le rompen las bolsas de la compra en mitad de una plaza cuando suenan las sirenas, el padre de familia se rompe una pierna no heroicamente luchando en el frente sino al caerse de un patinete cuando va en busca de helado de chocolate… «Fue una apuesta arriesgada, no sabamos cmo reaccionara la gente», asegura la creadora, que se relaj cuando el pblico de su pas aplaudi el tono distendido, y sonre muy fuerte, tras dos aos de pesadilla, al decir: «El humor es, definitivamente, el superpoder de los ucranianos».

Content Source: www.elmundo.es

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