A sus 75 años, la principal motivación de Ana es disfrutar de la vida y exprimir cada momento. Está soltera, que no sola; es una persona activa y con la agenda diaria llena de actividades. Pero desea volverse a enamorar. Y aunque con su arte liga onubense mucho, tiene un problema, como desveló durante su presentación en ‘First Dates’: «Me salen muchos pretendientes, pero todos muy jóvenes».
Ana participó en el programa de citas de Cuatro la noche del miércoles 22 de mayo, donde se presentó ante Carlos Sobera con las ideas claras. «¡Vamos a ver lo que me traes, por Dios!», reclamó al presentador, a quien le pidió una pareja a la que le gustara bailar, y a poder ser, también viajar. Y de últimas, añadió otra cosa que consideraba básica. «Que sea limpio, por los clavos de Cristo. Y que se cambie los pantalones. Que yo estuve con un vasco y era muy marrano. No tenía pelo y se duchaba y no se mojaba la cabeza», le contó al Cupido de ‘First Dates’.
Jesús (78), su cita, no era vasco, sino malagueño, y llevaba el pelo impecable. Tras enviudar después de 60 años de matrimonio, se ve más preparado para rehacer su vida con una nueva ilusión.
A Ana, en un principio, no le entró por los ojos. La primera impresión que tuvo de él, reconoció la soltera, fue «regular». «Estoy acostumbrada a tener amigos más jóvenes y lo veía mayor», explicó. El soltero, por su parte, solo le puso una pega: la distancia. Ella era de Huelva, y él de Alhaurín de la Torre (Málaga). Por lo demás, el jubilado pensaba que podían llegar a algo serio.
Ana cambia de parecer al conocer más a Jesús durante la cita
Si de primeras Ana no tenía claro si Jesús podía ser su compañero de aventuras, poco a poco fue descubriendo en él precisamente lo que iba buscando. Hablando con él fue dándose cuenta de que no le desagradaba. Al contrario, lo vio como «una persona muy educada y muy correcta». Tanto es así que decidió invitarlo a su próximo crucero.
Ana cambió de opinión sobre Jesús durante la cinta y aceptó seguir conociéndolo
A Jesús no le hizo falta conocerla, ya tenía claro desde el comienzo de la cita que le gustaba. De hecho, pese haber acabado harto de tanto viaje por su profesión de mecánico de aviones, no descartó acompañarla a su próximo destino. Y ella encantada.
Además, no solo se dio cuenta que sería un gran compañero de viajes, sino también de baile. Ana lo puso a prueba con un pasable en el reservado del programa, y la superó con creces. Por esa razón, se mostró más que dispuesta a seguir conociéndolo. Los dos se prometieron dos, tres, cuatro, cinco citas más, o las que hicieran falta.
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