Crítica de teatro ‘Del color de la leche’ Novela original y adaptación Nell Leyshon Traducción Mariano Peyrou Dirección, escenografía e iluminación Fernando Bernués Vestuario Ikerne Giménez Intérpretes Joseba Apaolaza, Miren Arrieta, Mireia Gabilondo, Aitziber Garmendia, Jon Olivares y José Ramón Soroiz Lugar Teatro de La Abadía, Madrid 4El Teatro de la Abadía no deja de sorprendernos. Con el recuerdo todavía intacto de ‘ Casting Lear ‘, llega ahora esta adaptación de ‘Del color de la leche’, la novela de Nell Leyshon que ha seducido a miles de lectores en todo el mundo. Tan inquietante como brillante, tan delicada como humorística, esta confesión de Mary es tanto un drama rural como un relato de terror, una reivindicación de la verdad de un ser desposeído de ella (por tratarse de una mujer del paupérrimo campesinado inglés del XIX), como una colección de círculos del infierno.En su testimonio público, Mary no tiene la ironía de nuestro Lázaro de Tormes , pero posee la tragedia de las grandes heroínas. Es maltratada primero por su padre y después por el vicario en cuya casa trabaja de sirvienta; la hacen vivir en un ambiente sin compasión, sombrío, claustrofóbico y violento, pero alza su alegría como una forma de rebeldía, su vitalidad como una manera de enfrentarse a un mundo viejo que se resiste a decir adiós y en el que se nace marcado por la clase social a la que se pertenece. Brillantemente interpretada por la excepcional Aitziber Garmendia , Mary es la analfabeta que nos enseña que las palabras no son inocentes, que decir la verdad es un acto revolucionario del lenguaje en el que se funda y se defiende una vida entera, su propia vida. Por eso cuando aprende a leer lo primero que lee es esa vindicación de la palabra contenida en el primer versículo del Evangelio de San Juan : «En el principio era el Verbo». ‘Del color de la leche’ describe la caída libre de esta chica de quince años, albina de pelo y con una tara física en su andar, al menosprecio, a la violación, al abuso, a la insignificancia y a la indignidad, pero es un canto, un aleluya último a la confianza en el poder de las palabras para restituir la verdad y devolverla a la realidad. Mary se autorretrata aquí no como una simple granjera de la que se abusa, sino como alguien que reclama su sitio, que hace de la inocencia y de su pérdida una especie de asalto a la falsedad moral.Noticia Relacionada estandar No ‘Casting Lear’, una carta al padre brillante y cautivadora Diego Doncel ¿Qué decir cuando el teatro se convierte en pura emoción, en pura intensidad, cuando es algo tan verdadero que hace que el patio de butacas contenga el aliento y vea la función con las lágrimas en un puño?Con un espacio escénico realmente espectacular, donde el bucólico paisaje inglés se convierte en un territorio de sillas vacías, es decir, de ausencias, ‘Del color de la leche’ nos ofrece un arte teatral inmenso, emocionante y depurado. Una maravillosa historia que seduce tanto como perturba, tan llena de realidad como de magia.
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