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Joaquín de Luz: «Para ser artista hay que darse una bofetada de vez en cuando»


Joaquín de Luz (Madrid, 1976) tiene fecha de caducidad al frente de la Compañía Nacional de Danza (CND): el 31 de agosto. Es el único de los responsables de los centros artísticos del Inaem a los que Cultura no ha renovado su contrato tres años más , como prevé el código de Buenas Prácticas. El Inaem quiere -justifican- una mirada diferente en la compañía que De Luz dirige desde 2019, cuando sucedió a José Carlos Martínez , hoy director del Ballet de la Ópera de París. Está, confiesa, más aliviado que dolido, y aunque no puede ocultar su decepción, asegura que lo positivo prima a la hora de hacer balance de estos cinco años. «Me han preguntado mucho estos días si, sabiendo lo que sé ahora, hubiera venido; creo que sí, pero a este puesto no. porque ahora sé muchas cosas que no sabía. Yo me fui de España muy joven, y tenía idealizado este país, que me encanta. Pero entrar en el tejido social y laboral ha sido un choque muy fuerte. Llegué con mucho ímpetu, con ganas de apostar por el talento de aquí…» «Me dicen que ahora tengo que pasar el duelo -sigue-, pero lo he pasado ya a lo largo de cinco años de resignación y de entender que hay cosas que no puedo cambiar, por mucho que se haga. Así que en este momento prefiero enfocarme en lo positivo, en el trabajo que se ha hecho». A punto de estrenar en los Teatros del Canal el que será el último programa de su etapa en la compañía, Joaquín de Luz califica de «complejo, disfuncional y anticuado» el sistema por el que se rigen las compañías nacionales de danza, y espera que algún día se lleve a cabo la reforma del Inaem de la que se habla desde hace más de dos décadas. «Lo espero por el bien de la danza y de las compañías». Cinco años son un tiempo muy escaso para desarrollar un proyecto artístico; más cuando se ha atravesado una pandemia. Cuando se le pregunta si su no renovación es injusta, Joaquín dice que «hay un nuevo equipo en Cultura y tiene la potestad de cambiar el rumbo de la compañía ; lo que me daría pena es que se pierda el trabajo que se ha hecho desde que empezó José Carlos de cara a tener una compañía que pueda abarcar estilos muy diferentes». Y es que lo de la «mirada diferente» y la «nueva etapa» le suena a cambio radical. «Ojalá me equivoque: nuestra danza merece tener continuidad, que se hagan cosas que se mantengan en el repertorio».«Nadie es indispensable, todos tenemos que estar al servicio de la compañía, y si los nuevos responsables de Cultura piensan que no puedo aportar nada más tengo que aceptarlo, seguir hacia adelante y tomar otro camino»Cree el todavía director de la CND que la decisión de no renovarle estaba tomada desde hace tiempo. «Desconozco la razón, pero cuando asumes un cargo así estás expuesto a muchas críticas, con mayor o menor criterio, y lo acepto. Nadie es indispensable, todos tenemos que estar al servicio de la compañía, y si los nuevos responsables piensan que no puedo aportar nada más tengo que aceptarlo, seguir hacia adelante y tomar otro camino. Yo creo que se ha hecho un buen trabajo ; ha habido fallos, evidentemente. Sin embargo, me apetecía seguir; por el proyecto, por el compromiso con los bailarines; hay un grupo amplio que ha empujado con nosotros y ha creído en este proyecto».También ha tenido contestación Joaquín de Luz dentro de la compañía. En 2020 se le acusó de favorecer a su pareja, Kayoko Everhart , bailarina de la compañía. Cuando se le pregunta si se ha sentido arropado por los bailarines dice que por un grupo de ellos sí. «En todas las compañías hay diferencias. Mi contrato no ponía: va a ser usted un billete de 100 euros, que le gusta a todos el mundo. Cuando asumes un cargo de dirección hay que ser honesto y no esconderse, y si he tenido que dar la cara y decirle a alguien que no estaba al nivel, lo he hecho. Hay que ser suficientemente maduro para encajar la verdad. Soy el primero en asumir la responsabilidad de mis errores. Pero he aprendido muchísimo, la vida es un aprendizaje continuo. Los artistas estamos muy acostumbrados a la adversidad: mi padre no quería que bailara, Víctor Ullate me decía que era muy bajito para bailar, me tuve que ir de mi país, tuve una lesión que me dejó cojo y por la que hubo gente que no podría seguir bailando… No soy un superhéroe, pero las nuevas generaciones, creo, son muy sensibles, y para ser artista hay que darse una bofetada de vez en cuando, porque si no la primera que te dan te parece el fin del mundo. No hay que ser un tirano, como ocurría antes, pero estamos construyendo nuevas generaciones sin resiliencia emocional. No digo que mi etapa haya sido perfecta, pero siempre he mirado en una dirección; cuando llegué, decía ilusamente que mi intención era crear la compañía que me hubiera hecho quedarme en España años atrás. En parte lo hemos logrado… Desgraciadamente, no hay un teatro para la danza ni podemos tener las funciones que serían deseables, así que no es es la compañía que me hubiera hecho quedarme». «Hay que ser suficiente maduro para encajar la verdad. Soy el primero en asumir la responsabilidad de mis errores. Pero he aprendido muchísimo, la vida es un aprendizaje continuo. Los artistas estamos muy acostumbrados a la adversidad»Entre las cosas que no repetiría, Joaquín de Luz se refiere, entre ellas, a su relación personal. «Lo hubiera hecho de otra manera; también hubiera sido distinta la producción de ‘Giselle’… Y más cosas. Pero los errores construyen también. De todos modos, no hubiera variado mi manera de dirigir la compañía, porque yo concibo la danza de una manera; sé el trabajo que se precisa para alcanzar los resultados deseados. El trabajo es una de las cosas más honestas que hay en esta vida, y tenemos que saber lo que somos: artistas. Y si hay que trabajar un sábado o quedarse más horas, hay que hacerlo. Si te cuesta, no sabes lo que eres. Sé que hay un convenio, del año del Naranjito, con unas reglas que no tienen nada que ver con lo que hacemos. Pero tenemos que saber lo que somos; a mí me gusta la escalada, no la cima. El baile no es para mí un trabajo, es algo que me ha liberado. Inculcar esto a las nuevas generaciones es difícil, y más con estas reglas».Noticias Relacionadas estandar No El Inaem apuesta por la continuidad en sus unidades artísticas estandar No Haendel invade el Teatro Real en su temporada más barroca Julio BravoAunque dice que le gustaría seguir, añade Joaquín que siente más alivio que pena. «¿La satisfacción por lo logrado compensa el peaje emocional que he pagado? No lo sé. Me da pena porque había proyectos maravillosos y porque hay mucho talento. Antonio Banderas lo decía el otro día: si sales de España y tienes talento, te salen inversores por todos lados. Aquí te salen envidiosos por todos lados y te destruyen. Si criticamos a Rafael Nadal , que es la persona más honesta y más comprometida con el trabajo, se explica todo».

Content Source: www.abc.es

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